Es la mejor palabra para definirlo. He pasado el fin de semana en Bilbao. Ha sido una paliza pero ha merecido la pena. Llegué el viernes a Bilbao. Fui en TGV hasta Hendaia, tren a Donostia y autobús a Bilbao. Viernes tranquilo en casa.
El sábado era el gran día. La boda-despedida de Mikel y Nere. Fuimos a comer a Kobetas unos 140. Fue un día lleno de emociones, comida y bebida. La sobremesa estuvo amenizada por Galtzer con su acordeón, con canto del himno del Athletic incluído. Como no podía ser de otra manera, tras la gesta del miércoles pasado.
Los protagonistas estuvieron pendientes de todo el mundo y consiguieron emocionarnos con sus palabras, por lo que hubo momentos de risas y lágrimas. Fue un día inolvidable que los amigos continuamos en una casa rural. Lástima que Txus y yo nos pudimos disfrutarlo todo lo que nos hubiera gustado porque algo nos sentó mal y nos marchamos a casa hacia medianoche. ¡Menuda pareja! A pesar de todo fue un día increíble e inolvidable.
El domingo estuve recuperándome y hoy sigo regular, pero he conseguido llegar a París en el tren nocturno. Para mañana estaré plenamente recuperada. Y repito, que a pesar de todo, ha merecido la pena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Egun aparta izan zen. Pena bat jai osoa ezin gozatzea baina tira. Oso ondo pasa nuen hainbeste jende ikusita eta ezagututa. Benetan pasa nuela primeran.
Hurrengo ezkontza, nor?
Publicar un comentario