Después de una semana de locura, creo que voy a poder descansar un poco. Pero no demasiado porque en tres días se acaba mi año en París.
La semana ha sido agotadora. He tenido a la familia por aquí toda la semana y los erasmus en París me entedéis que es eso. Andar, andar, andar y andar. Aunque me duelen los pies estoy muy contenta. También tenía ganas de enseñarles mis sitios preferidos de París, pasear con ellos, charlar tranquilamente...
Cuando te vas fueras aprendes a valorar todavía más lo que dejas en tu ciudad. Evidentemente me refiero a la gente. Aunque también reconozco que echo de menos el estilo de vida que tenemos allí. París es increíble y tienes opción de hacer mil cosas diferentes, pero yo de momento me quedo con Bilbo. Sobre todo ahora, que necesito con urgencia horas de playa. ¡Que ganas tengo de darme un baño!
Ahora sí que se acaba. Tres días y vuelvo a mi vida, tras este paréntesis. Creo que lo necesitaba. Este año ha sido increíble e inexplicable. Espero no llorar demasiado estos días. Porque ahora me toca lo peor. Despedirme de la gente.
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